Uno de los elementos del reloj que más se deteriora con el paso del tiempo es la correa. Dependiendo del material del que esté hecha hay que cuidarla y limpiarla de una forma específica. Estas son las precauciones que debes tomar para que sean más duraderas.

Correas de cuero

Estas correas son de las más delicadas, de hecho el color de las mismas puede variar con el tiempo debido al sudor de la transpiración. Y en líneas generales el contacto con el agua salada o dulce las perjudica. No son correas para un uso constante debido a su fragilidad, por ello es recomendable que nos quitemos el reloj para dormir.

Para limpiarlas hay que usar un paño suave que podemos humedecer levemente, no mucho. Después deberemos secarlas bien y dejarlas un rato al aire. Si reciben luz solar directa, se someten constantemente a cambios bruscos de temperatura o a humedades excesivas, se deterioran antes y el cuero puede cuartearse. En este último caso hay productos específicos como bálsamos especiales para pieles que ayudan a una mejor conservación.

Correas se silicona

Este material se puede limpiar con facilidad y al contacto con la piel es suave y ligero, de hecho son propias de relojes pulsómetros o deportivos también. Así si sudamos con frecuencia resulta una buena opción pues el este líquido no las daña, ni tampoco el agua.

Estas correas se pueden limpiar con agua y jabón sin ningún problema. Eso sí, antes de ponernos de nuevo el reloj hay que secarlas bien. Lo suyo es que las limpies después de hacer ejercicio. Si ves que tienen mucha suciedad incrustada, puedes recurrir a un cepillo de dientes para tratar de eliminarla más eficazmente.

Correas de tela o con textiles

Se trata por lo general de correas que resisten bien la abrasión, por lo que se puede realizar deporte con ellas. No obstante, y a pesar de que se pueden mojar, para nadar o efectuar ejercicios que nos hagan transpirar mucho, son más recomendables las de silicona.

Es posible lavarlas con agua tibia y jabón. Para evitar que queden restos has de aclararlas bien y secarlas al aire libre. Si reciben luz de forma habitual o cambios bruscos de temperatura, pueden sufrir decoloraciones con el tiempo. Hay que intentar no rociarlas con perfumes, o aceites y cremas.

Leave a Comment