Los relojes necesitan de una serie de reglas para mantenerlos en el mejor estado posible. Llevándolas a cabo nos ahorraremos muchos sustos y dinero en arreglos. Al fin y al cabo, un reloj es una herramienta mecánica similar a un coche, y todos sabemos que nuestro vehículo necesita de un correcto mantenimiento para que nos dure mucho tiempo.

1. No tentar la suerte

Los experimentos siempre es mejor hacerlos con gaseosa. Si le gustó un reloj y lo adquirió porque leyó que era irrompible: felicidades por la compra, pero no se le ocurra presumir delante de sus amigos de esta virtud y tire su reloj contra el suelo de granito. Puede que no le pase nada, o puede que sí; y recuerde que un uso indebido del reloj es razón suficiente para quedar desprotegido ante la garantía oficial del fabricante.

2. Lea el manual de instrucciones

Ya sabemos que no es la lectura más excitante del mundo, pero es un paso imprescindible para evitar una manipulación incorrecta del reloj. Resultaría difícil de creer cuántas personas desconocen que su reloj tiene la corona atornillada o que no pueden cambiar la fecha en las horas cercanas a la medianoche. Además, siempre encontrará información útil, como el tipo de batería que lleva, en el caso de ser un reloj de cuarzo.

3. No dar cuerda si se lleva puesto

Es una regla que no suele aparecer en la mayoría de los manuales de los relojes. Los relojes mecánicos necesitan que se les dé cuerda para que funcionen; los manuales siempre y los automáticos en el momento de ponerlos en marcha. Esta acción siempre hay que hacerla con el reloj fuera de la muñeca. Es el mejor modo de asegurarnos de que la corona y el muelle de carga no sufren tanta presión, que es una de las principales causas de la rotura de los mecanismos.

4. Alejarlo del agua

Y también de la arena y del sol. Un reloj moderno está fabricado para aguantar condiciones adversas; mucho más los deportivos. Un buen modelo de buceo puede sumergirse sin problema 20 o 30 metros sin sufrir daño alguno. Pero una cosa es la resistencia y otra el mantenimiento. Una exposición prolongada al agua o al sol acelerará el envejecimiento de ciertos componentes, como las correas de caucho o las juntas de hermeticidad. El mismo problema se plantea con la arena: los pequeños granos son terribles para los eslabones de los brazaletes metálicos.

5. Conserve el estuche original

Esta recomendación puede ser un engorro. Algunas marcas se empeñan en hacer estuches enormes y su conservación puede llegar a ser un problema de espacio si tenemos varios relojes. Pero hay que evitar la tentación de desprendernos de las cajas originales. Primero, porque son un medio cómodo y gratuito de conservar el reloj. Segundo, porque si más tarde quiere vender la pieza, siempre le darán más dinero si ha logrado conservar la caja y los papeles de su compra.

6. Alejarlo de los campos magnéticos

Los imanes son la principal causa de desajuste de los relojes mecánicos. Los campos de gran intensidad son capaces de modificar e incluso de parar el órgano regulador del movimiento. Es un problema bastante serio, porque estamos rodeados de imanes en nuestro día a día. Se encuentran dentro del altavoz con conexión Bluetooth con el que escuchamos Spotify, en la tapa de protección de nuestra tableta, o en el sistema de cierre de nuestro portátil. Algunos relojes modernos están preparados para soportar campos de gran intensidad, pero la norma general es evitarlos.

7. Limpiar el reloj

El paso más lógico. Limpiándolo conseguimos que mantenga su buena presencia a la vez que evitamos que se acumule la suciedad en sitios críticos, como el interior de las asas de sujeción de la correa. En los servicios técnicos usan procesos más avanzados como las máquinas de ultrasonidos, pero también en casa podemos mantener nuestra colección en perfecto estado con limpiezas periódicas. Lo mejor, un poco de agua con jabón y un paño de microfibra, evitando siempre mojar la correa si ésta es de piel.

8. Respetar los plazos de mantenimiento

Cuando compra un coche sabe perfectamente que en algún momento tendrá que llevarlo a que revisen su motor, cambiar el aceite o sustituir los neumáticos originales. Ocurre lo mismo con los relojes. Con el paso del tiempo algunos componentes sufren, principalmente las juntas que aseguran la hermeticidad de la caja. Además, muchas compañías han ampliado sus plazos de garantía y a través de Internet el seguimiento del estado del reloj es más sencillo que nunca.

9. Usarlo de manera periódica

A diferencia de los coches, los relojes están pensados para funcionar continuamente. El escape de un movimiento normal es capaz de registrar 2.488 millones de alternancias en un solo día sin que le perjudique. Que un reloj esté funcionando es el mejor modo de conseguir que sus lubricantes no se solidifiquen y, en consecuencia, se desajuste el mecanismo. No olvide vestir de vez en cuando todos los relojes de su colección.

10. Disfrutar del reloj

No se asuste con todo lo que le hemos contado. Si se fija, todas las reglas son medidas muy razonables y fáciles de cumplir con un poco de cuidado. Por mucho que hablemos del peligro del agua, del sol o de que los imanes son peligrosos, hay que recordar que son medidas preventivas y que los relojes son más duros de lo que podemos pensar. No hay nada más triste que un reloj olvidado en un cajón. Lo mejor, llevarlo con cuidado, pero sin miedo. Será el mejor modo de disfrutar de él.

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