Otras técnicas de acabado tienen componentes tanto estéticos como funcionales. El achaflanado, por ejemplo, se emplea para pulir los bordes de los puentes y platinas. “Las piezas achaflanadas tienen un aspecto de mucha mejor calidad. Pero el proceso también elimina astillas de metal que podrían quebrarse y formar una resina con el aceite”, afirma Satzke, describiendo las ventajas del proceso. Esto mismo se aplica al bruñido: al pulir a presión los pivotes, se mejora su apariencia y a la vez se reduce la fricción entre estos y los cojinetes.

Con el lanzamiento de la nueva familia Portugieser, IWC ha vuelto a introducir el proceso de azulado en su gama de técnicas de acabado. Esta técnica consiste en calentar los tornillos de acero a una temperatura de 290 grados Celsius durante un tiempo determinado y luego dejarlos enfriar. El proceso de recocido no solo hace el acero más fuerte y robusto, sino que también confiere a los tornillos un hermoso y profundo color azul. Por ejemplo, en el calibre 52610 se utilizan tornillos azulados para fijar en su lugar tanto los puentes como el rotor de oro macizo.

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